martes, 23 de junio de 2015

Naturaleza



Los Hongos

Suculentas, carnosas, vistosas y fragantes, las setas adoptan morfologías tan sorprendentes para atraer a un sinfín de animales que, al ingerirlas, diseminan sus esporas a través de las heces. Sin embargo, es la parte menos visible del hongo, el micelio o cuerpo vegetativo, la que resulta más asombrosa. Compuesto por un conjunto de filamentos llamados hifas que desarrollan funciones alimentarias, respiratorias y reproductivas, el micelio es una enmarañada red que se extiende sobre y bajo la superficie terrestre, entretejiéndose hasta formar organismos de dimensiones colosales: en las Blue Mountains de Oregón, en el noroeste de Estados Unidos, existe una finísima alfombra de micelio de la especie Armillaria ostoyae que, con un grosor unicelular y 965 hectáreas de extensión, lleva más de 2.200 años perdurando. Esta estera biológica, considerada el organismo terrestre más grande que existe, inspiró al micólogo Paul Stamets a afirmar que el micelio es algo así como el internet natural de la Tierra. Para Stamets, el micelio es un símil de una red neurológica por la que la comunidad de hongos canaliza nutrientes e información.


 reino de los hongos, uno de los más diversos del planeta, está en gran parte por descubrir. No se sabe cuántas especies hay; hasta hace muy poco constaban descritas unas 100.000, pero sin duda hay una infinidad más. En ello están trabajando micólogos de todo el mundo, en especial los del Consorcio de Macroecología de Hongos. Tras analizar muestras de suelo procedentes de 365 puntos distintos del planeta y con el fin de profundizar en la diversidad de los hongos, recientemente han publicado los resultados de un estudio encabezado por Leho Tedersoo, del Instituto de Ecología y Ciencias de la Tierra de Tartu, Estonia, en el que han participado 58 científicos de 36 universidades y centros de investigación de 24 países distintos. Un trabajo sin precedentes financiado principalmente por la UE y la Fundación de Ciencia de Estonia gracias al cual se han podido describir 80.486 especies nuevas. «Todavía no estamos en disposición de determinar cuál es el grado de riqueza fúngica existente, no tenemos ni idea de cuántas especies hay –explica Tedersoo–. Además de los hongos del suelo, están los que viven en los árboles, sobre las hojas de las plantas o en la superficie del agua, y estos últimos apenas han sido estudiados. La tarea acaba de empezar y eso es lo que afrontaremos en el futuro, para lo que nos resultará muy útil la metagenómica, que es el estudio de un conjunto de genomas, en nuestro caso edáficos (del suelo), a partir de la recolección de muestras.»
Sin duda se descubrirán nuevos hongos con capacidades asombrosas que podrán sernos de gran utilidad. Como dice Stamets, los necesitamos tanto para crear nuevos antibióticos como para descontaminar suelos y aguas, eliminar plagas, neutralizar neurotoxinas e incluso generar etanol a partir de la celulosa de los micelios. Infinitas y variadas razones para que, la próxima vez que vayamos al bosque, brindemos a los habitantes de este reino la debida consideración.

Fuente: http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/ng_magazine/reportajes/10068/hongos_habitantes_otro_reino.html#gallery-3

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